miércoles, 8 de septiembre de 2010

Bajo este sol tremendo de Carlos Busqued



Carlos Busqued nació en Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco, Argentina, en 1970 y actualmente vive en Buenos Aires.



La novela empieza cuando Cetarti, el protagonista es despedido de su trabajo y en lugar de buscar otro trabajo como sería lo lógico, se encierra en su casa y se dedica a ver la televisión y fumar porros. Los porros tienen una presencia constante en toda la novela.

Cuando está a punto de acabársele el dinero de la indemnización, recibe una llamada en la que se le informa que su madre y su hermano han sido asesinados a escopetazos por el amante de su madre que luego se suicida. Cuando llega al lugar le proponen cobrar el seguro mediante una serie de falsedades, entre las que se incluye un certificado médico falso. No obstante, gran parte del dinero hay que emplearlo en pagar los sobornos.


Viaja a Lapachito, el derruido pueblo donde vivía su madre, para hacerse cargo de los cadáveres. Allí, conoce a Duarte, antiguo militar, albacea y amigo del asesino de su madre, y a Danielito. De ahí en adelante la vida de Cetarti fluctuará entre los engaños para cobrar un seguro y la nebulosa complicidad en los oscuros negocios de Duarte. Es esta una novela poderosa, sin reflexiones psicológicas ni demasiados datos concretos del porqué de la anestesia emocional de sus protagonistas.


El argumento, aparentemente simple, permite que la imaginación vuele tratando de encontrar, a mi modo de ver, significados ocultos, metáforas o paralelismos con la realidad argentina. Todos los personajes de la novela son marginales, pero hay en ellos una acomodación a su circunstancia que yo calificaría como crónica o enfermiza. Aunque dispongan de posibilidades para cambiar su suerte, de ninguno de ellos cabe esperar que lo intente. En la novela hay muertes violentas, secuestros, torturas y extorsiones, todo ello llevado a cabo de modo natural, con aceptación plena por parte tanto de las víctimas como de quienes perpetran los actos, sin que nadie parezca tener ninguna esperanza o temor a que la policía aparezca.

Los protagonistas de la historia suelen ver la televisión; y los programas que ven, son siempre documentales del mundo animal. Una parte importante de la novela está dedicada a este aspecto. Se repite la historia de los elefantes traumatizados, porque mataron a sus madres ante ellos, cuando eran unas crías. Aparece una elefanta vieja, que siempre está moviendo las piernas, por un reflejo condicionado, ya que en el circo en el que estaba la ponían sobre placas electrificadas, para que luego pareciese que bailaba al son de alguna música. Hay también unos perros enormes, muy peligrosos y como cosa curiosa, un muro electrificado cuyo fin es matar insectos.

En la novela no hay afectos de ningún tipo, ni siquiera entre familiares. Cuando conviven es más por rutina o por conveniencia que por otra cosa.


Busqued no parece ser un escritor del todo normal. En algunas declaraciones no tuvo empacho en decir que no sabía qué libro recomendar porque se la pasaba leyendo revistas, y que escribía solo cuando tenía ganas de hacerlo, despojado de toda disciplina.



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